Las Visiones de la Nueva Londres: Propuestas de Reconstrucción
La magnitud de la destrucción hizo evidente la necesidad urgente de una planificación integral. La reconstrucción no podía limitarse a replicar el caos anterior; se requería una nueva visión para una ciudad más funcional, segura y estéticamente superior. Dos de las propuestas más ambiciosas y visionarias fueron las de Sir Christopher Wren y John Evelyn.

Christopher Wren :
Figura ya reconocida por sus contribuciones científicas en campos como la óptica, la mecánica y las matemáticas. A pesar de contar con solo dos obras arquitectónicas construidas, su formación científica y su exposición a los desarrollos urbanos en Francia lo impulsaron a elaborar uno de los planes más ambiciosos para la reconstrucción de Londres tras el incendio.
Su propuesta no era simplemente un ejercicio técnico, sino una visión integral que combinaba orden geométrico, funcionalidad urbana y monumentalidad simbólica, en línea con el espíritu del urbanismo barroco y con claras influencias de su reciente viaje a París. Según Rasmussen, citado por Morris (1972, p. 290), "Wren partía de cinco premisas fundamentales: 1. Que las entradas a la ciudad eran sus puertas y puentes. 2. Que una ciudad debía componerse de casas rectangulares. 3. Que los cruces de calles debían ser ortogonales. 4. Que todas las partes de la ciudad debían ser fácilmente accesibles desde sus entradas. 5. Que la Bolsa y la Catedral de San Pablo debían ocupar posiciones dominantes."
“1744 Wren Map of London, England”. Imagen del mapa de Wren donde se observa Calles anchas y rectilíneas - Grandes plazas radiales - Un frente continuo y uniforme a lo largo del río Támesis - Una organización geométrica muy distinta al caótico trazado medieval previo al incendio.


Principios del urbanismo en el plan de Wren:
El plan de Wren, que fue presentado solo días después del incendio, proponía una reconfiguración total del trazado urbano. Entre sus ideas más destacadas se encuentran:

Calles rectas y amplias en contraste con el entramado medieval estrecho y laberíntico. Se buscaba mejorar la circulación, tanto de personas como de mercancías, facilitando la ventilación y previniendo futuros incendios.
Cruces ortogonales: la ciudad debía estar organizada sobre una retícula geométrica, con intersecciones en ángulo recto para simplificar el tránsito y ordenar visualmente el paisaje urbano.
Existen versiones conservadas del plan de Wren, uno de los más conocidos está en la colección del British Library y otro en el Museum of London. Ambos muestran una ciudad idealizada, más cercana a París o Roma que a la Londres real de la época. La retícula ortogonal domina la imagen, con grandes bulevares y diagonales, lo que implica una redistribución completa del suelo urbano.
Sin embargo, esa racionalidad fue también su mayor obstáculo. Como indica Morris (1972), el plan no contemplaba las urgencias sociales ni las condiciones políticas y económicas del momento. Casi 80.000 personas habían quedado sin hogar, los comerciantes presionaban por reabrir sus negocios, y no existía un marco legal que permitiera expropiar y redistribuir terrenos a gran escala. Además, la resistencia de los propietarios y la fragmentación del suelo imposibilitaban una transformación tan profunda.
En este sentido, el plan de Wren era, para su tiempo, más una visión utópica que una hoja de ruta viable. Su propuesta fue reconocida por su brillantez conceptual, pero considerada “completamente irrelevante para las necesidades reales de la ciudad” (Morris, 1972, p. 291). La reconstrucción posterior optó por conservar la trama preexistente, regulando solamente aspectos técnicos como la altura, el ancho de las calles y los materiales constructivos.
Plazas cívicas jerarquizadas, ubicadas estratégicamente frente a edificios clave como iglesias, centros comerciales y gubernamentales, siguiendo el modelo de las places royales francesas o de las plazas renacentistas italianas.
Ejes visuales y simbólicos: Wren proponía avenidas monumentales que permitieran ver, desde distintos puntos, elementos clave de la ciudad, como la cúpula de San Pablo. Esta articulación del espacio con referencias visuales respondía a una lógica barroca de poder y representación.
Un gran muelle a lo largo del Támesis, que integrara la ciudad con el río, eje económico y logístico fundamental. Este elemento reforzaba la relación histórica y funcional entre Londres y su puerto.
Zonificación funcional: si bien no formalizada como en el urbanismo moderno, su propuesta tendía a separar sectores residenciales, comerciales y religiosos, anticipando una lectura más estructurada del territorio urbano.