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En el Renacimiento, la arquitectura retoma la tradición clásica de organizar el espacio a partir de plantas horizontales basadas en figuras geométricas puras, como el cuadrado y el círculo, expresando un ideal de orden, proporción y racionalidad. Esta planta horizontal refleja una nueva concepción humanista, donde el ser humano y su escala se convierten en el centro del diseño arquitectónico. Dentro de este esquema, la cúpula adquiere un rol central, tanto desde el punto de vista técnico como simbólico. Elevándose sobre la planta, la cúpula representa la conexión entre el mundo terrenal y el mundo celestial, retomando el simbolismo platónico de la forma circular como expresión de lo perfecto y lo divino. Un ejemplo emblemático es la cúpula de Santa Maria del Fiore, proyectada por Brunelleschi, donde la racionalidad estructural y la monumentalidad vertical se integran para dar forma a un espacio que aspira a lo trascendente, pero desde una base profundamente humana y terrenal.

En nuestro análisis abordamos la espacialidad en la obra de Filippo Brunelleschi, considerado uno de los primeros arquitectos del Renacimiento. Nuestra intención, a través de la imagen seleccionada, no fue únicamente representar la espacialidad de su arquitectura, sino también transmitir el significado simbólico que esta encierra.

En primer lugar, es importante señalar que Brunelleschi trabajaba con una fuerte base geométrica. Por esta razón, en nuestra representación destacamos los ejes de simetría que organizan la planta del edificio. A partir de estos ejes se repiten módulos geométricos que se distribuyen de manera regular y armónica, especialmente en la planta horizontal, donde se repiten cuatro veces hasta culminar en la cúpula central. Esta modulación refleja el pensamiento renacentista basado en la proporción, el orden y la racionalidad.

Hicimos especial hincapié en la cúpula, ya que se trata del elemento arquitectónico más significativo de la obra, y uno de los más importantes en el contexto del Renacimiento. Brunelleschi retoma esta tipología desde la tradición clásica y la Edad Media, en contraposición a la arquitectura gótica, donde la cúpula había perdido protagonismo.

Desde el punto de vista simbólico, la cúpula ocupa un lugar central en la iglesia renacentista. Representa la conexión entre la tierra y el cielo mediante su forma y su elevación. Su geometría circular (considerada una figura perfecta en la tradición clásica y cristiana) simboliza tanto la perfección divina como el orden del universo. En nuestra imagen, las nubes rodeando la cúpula representan el cielo, reforzando esta idea de elevación espiritual y conexión con lo divino.

Asimismo, decidimos representar el contraste entre el exterior y el interior del edificio. Mientras que las fachadas exteriores están enriquecidas con mármoles policromados, el interior se presenta completamente blanco. Este tratamiento tiene un fundamento artístico y funcional. A diferencia de las iglesias góticas, donde los muros interiores estaban cubiertos de pinturas murales que oscurecían el ambiente, Brunelleschi optó por lo que él denominaba "muros limpios". Es decir, superficies blancas y sin decoración pictórica que permiten una mayor entrada de luz natural. Esta luz, al reflejarse en los muros blancos, se distribuye con mayor calidad y homogeneidad en el interior del templo, generando una atmósfera clara y serena que se alinea con el ideal renacentista de armonía y razón.

GRUPO 3 - Fernandez - Gonzalez Lobo - Marra - Sabella - Perea Muñoz 

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